La influencia del color
Las personas desconocemos el poder que los colores ejercen sobre nosotros, como son capaces de influir en nuestro estado de ánimo y confort, afectando así nuestra vida diaria. Los colores tienen la capacidad de provocar reacciones diferentes según las personas; a veces esto se debe a preferencias personales y otras a antecedentes culturales.
Es la herramienta más versátil que un diseñador puede utilizar. Es la forma más fácil de mejorar un espacio y una manera efectiva de alterarlo. Crea estados de ánimo, dramatizando o enfatizando una estancia, creando armonía o alterándola. Algo tan simple como cambiar su tono exacto o su saturación puede evocar un sentimiento completamente diferente.
Por ello es realmente importante a la hora de seleccionar el color para nuestros hábitats conocer su significado, saber lo que transmiten y como van a influencia sutilmente en nuestro día a día.
Quizás por mis orígenes mediterráneos soy una feroz defensora del uso del color blanco, la luz en estado puro; y normalmente mi principal recomendación a mis clientes. Representa sofisticación, pureza, limpieza y, mientras los otros colores absorben la luz, el blanco actúa como un reflector, convirtiéndolo en el más apropiado para iluminar espacios oscuros o poco luminosos.
Independientemente de mi devoción por él, reconozco que en ocasiones debemos recurrir a romper esa armonía que genera, con toques de color fuertes o claros dependiendo de las necesidades del proyecto o la estancia, para conseguir ese toque personal y característico que buscamos. O simplemente como un mecanismo de reclamo para captar la atención del usuario.
Una vez conocido el uso del espacio a diseñar recurro a mi guía de significado de los colores para encontrar aquel que contribuya a mejorar ese espacio. Y aunque intento ceñirme a los gustos del cliente me siento con la obligación de transmitirles la importancia que tiene una correcta elección.
Cuando me dispuse a decorar la habitación de mi hija, por ejemplo, el primer paso fue reflexionar sobre como quería que ella se sintiese en su dormitorio: relajada, cómoda y sobre todo que le gustase estar en él; pero que a su vez fuese un reflejo de ella, ya que es su estancia. En pocas palabras que contribuyese a hacerle sentir bien, alegre, contenta. Por ello enseguida supe que el color que buscaba era el amarillo, asociado a la alegría y felicidad. Al tratarse de un dormitorio de bebé opté por lo que conocemos como un tono «pastel», que significa que tiene una saturación elevada de blanco, lo cual le aporta luminosidad pero rebaja su intensidad o brillo. Dando lugar a un amarillo suave, o según la paleta colores «nata». Para no recargar la habitación opté por pintar una única pared y el resto lo mantuve en blanco.
Otro caso es por ejemplo la clínica de fisioterapia que diseñé el año pasado. La propietaria sentía predilección por el verde y fue un color que encajó perfectamente puesto que transmite tranquilidad y confortabilidad. Tiene efecto sedante y despreocupado con lo cual era idóneo para una clínica donde los pacientes deben sentirse tranquilos y relajados para ser tratados. En este caso optamos por un verde más intenso, para transmitir energía al paciente.
Resumiendo, la teoría del color es una ciencia en sí misma. La complejidad de cómo los colores afectan a diferentes personas, ya sea individualmente o en grupo, es algo en lo que algunos profesionales desarrollan sus carreras. Por ello no está demás reflexionar un poco e investigar o dejarse asesorar por profesionales para conseguir la atmósfera más propicia para cada estancia.
Y vosotros, cuál es vuestro color preferido? El mío es bastante obvio